Mi hermana Lourdes escribe:
Empiezo la mañana conectando el ordenador central de mi casa
para después coger el mío y mirar la prensa, redes sociales y éste blog.
No
funciona, no me deja entrar en internet, es más no se enciende más que para
mostrarme una pantalla oscura llena de letras raras que me dieron muy mala
espina, así que llamé a mi Santo y le dije que me había quedado incomunicada
con el mundo virtual, ése mundo que tanto me gusta y con el que me virtualizo
yo misma para informarme, formarme, comunicarme y desahogarme.
Me dice el Santo que mire el router a ver si está encendido,
"si Manolo, pero le veo una luz roja
intermitente desconocida para mi", "si, ésa es la luz de
alarma", "¿y que nos puede pasar Manolo?", (él, en alto), “no nos puede pasar nada, que no tenemos
router y por lo tanto ordenador", "¿y que podemos hacer Manolo?”
(yo, bajito para no exaltarlo que estaba en una reunión), "pues llama al número tal y tal y si no espera que yo llegue ésta
tarde".
Pero como además de
ser pesada a mi no me gusta rendirme facilmente, llamé al número desconocido.
Me
contesta un robot, "para averías
marque tal, para..", marque el número de averías, me dice otro robot, "¿en que consiste su avería?",
yo, "luz de alarma encendida",
porque éso de tener una luz de alarma en mi casa me alarmó mucho, así que con
los nervios se me olvidó decir la palabra router... robot: "no le entendemos". Así un buen rato hasta que caí en
pronunciar la palabra clave, "luz de
alarma del router encendida", al instante me informa el robot
preguntón que me pasarán en breve con un operador para solucionar la avería, y
comenzó a sonar una musiquita sospechosa de que sería para rato, pero yo estaba
dispuesta a ganarle la batalla a los robótica y a la luz de emergencia que ésa
mañana se había encendido en mi casa.
Al ritmo de la melodía, arreglé el salón, recogí el lavaplatos y
regué las macetas sin soltar el teléfono y dispuesta a no rendirme jamás. De
pronto la voz amable y melodiosa de un muchacho sudamericano me preguntó
humanamente, sencillamente, sin esperarlo y desde el otro lado del planeta, "¿Digame cual es su problema?".
"Hoolaa, buenos días,
pues mire el problema es que tengo la luz de alarma del router encendida", dije yo con alegría y sorpresa, "muy bien Doña, - el sudaméricano
hablaba cerrado en su acento y amable en el tono-, ¿le importaría voltear el router?", yo, "¿que lo vuelva del revés no?", "si doñita”.
Como me encantó su modo de hablar bajé la guardia y me volví la
mujer más amable y obediente del mundo, "ya
está el router del revés", le dije, "muy bien, léame la numeración que viene en la esquina inferior
derecha", que bien hablaba el sudamericano, que musicalidad, creo que
a mi me tocó el mejor empleado de toda América Latina, le leí los números y
entonces me dijo, "Doña, ¿tiene
escarbadientes en su casa?", "¿comoo?, "si, doñita, palillos
escarbadientes", "no, no tengo porque nosotros usamos hilo
dental", dije yo llevada por la inercia de la amabilidad y muy
desorientada, "¿y horquillas?"
me preguntó él, "¿horquillas del
pelo?", respondí yo, "si
doñita", "pues si, horquillas si", respondí yo tan entregada
que si me hubiera dicho que me cogiera un moño lo hubiera hecho al instante, "pues busque una horquilla",
me dijo notando que yo estaba petrificada.
Fui corriendo y cogí la horquilla, "ya la tengo" le dije triunfante, "bien doña, meta la horquilla por el agujero que hay en la parte
tal y tal", "oiga mire - dije yo -, ¿no me electrocutaré?", "¿no le entiendo doña?",
"que si no me dará calambree…?" pregunté ya un poco más alterada,
"nooo doñita, no se preocupe que no
le va a ocurrir nada, es solo que necesito que accione un interruptor que hay
dentro, tranquila".
Dios mío, que sudamericano más amable, sin dudarlo un solo
instante metí la horquilla en el boquete y sentí un click, se lo dije y me
contestó en tono abstraido que esperase un momento, yo oía tecleteo en la
distancia, al cabo de un momento me pregunta, "¿le importaría mirar si la luz de alarma del router sigue
prendida?", "no, ya no está encendida” dije yo, "pues mire si funciona su computadora
por favor", "voy"… corrí y el ordenador funcionaba perfectamente,
se lo dije así y le dí las gracias con entusiasmo, "no tiene porqué darlas doña, es mi trabajo y para éso me pagan,
feliz día tenga usted"... y colgó.
¿Qué le pagarían a ése mago de las luces de emergencia que me
hizo rebuscar en mi neceser olvidado una mañana desde el otro lado del planeta?
Lourdes P-Obregón.-
Genial simplemente. Prc.
ResponderEliminarAbsolutamente Genial... ¡Enhorabuena hermana!
ResponderEliminarAnda, que sorpresa, la vida misma contada en vivo y en directo..Gracias a los dos, no es pa tanto..Besos.-
ResponderEliminarPor cierto hermano, dice Manolo que me acostumbre a escribir en word y más calmada..
ResponderEliminarLourdes.-
Si, cuando quieras publicar algo me lo mandas en un archivo Word a mi correo y es mejor. pero me avisas que me los mandado que yo soy don despiste...
ResponderEliminarLo de mas calmada no estoy yo tan seguro... tu eres tu..
Muchos besos Londres.
Pues seguramente muy poco, Lourdes, le pagarán. Lo que sí está claro, al menos para mí,es que esa misma conversación, tan magistralmente relatada por ti, con menos educación hubiera sido tremendamente desagradable aunque el final hubiese sido el mismo.
ResponderEliminarDesgraciadamente hoy transmitimos agresividad en nuestra forma de expresarnos. Yo ahora por necesidad estoy frecuentando "ventanillas" y un muy bajo porcentaje de las personas que te atienden lo hacen con amabilidad y educación. El otro día en la seguridad social de Santa Justa le pregunté a una Señora por como conseguir un justificante de vida laboral, cuando me contesto la "tiparraca", lo único que se me ocurrió para agradecerle la respuesta fue preguntarle si se había tomado la noche anterior el laxante.
Por cierto: no le restes atractivo a tu escritura con una posible calma y así de camino entretienes a Celso.
Saludos.
Saludos Fali, que tengas buen verano y que sigas por aquí.-
EliminarLourdes.-
La vida misma. Genial, doña Lourdes. Te hizo resetear el router, simplemente, mientras le tenía lanzado un ping a la IP del mismo (que no le respondería). En cuanto empezó a responder ya te pudo pedir que comprobaras que podías navegar otra vez... jajajaja... y hay algunos teleoperadores/as encantadores/as, sobre todo cuando saben hacer su trabajo. Ay, papito, reinísieme el router!! Condió.
ResponderEliminarCuanto sabes de ordenadores y ordenadoras, jajajaj. Saludos amigo y condió.-
EliminarYo.-